Regreso a París by Jacinta Cremades

autor:Jacinta Cremades
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela
ISBN: 9788418128349
editor: Duomo ediciones
publicado: 2021-04-14T00:00:00+00:00

Por las mañanas, para ir al colegio, Lucía y yo, cogemos el autobús 29. Podríamos ir andando, es cierto, pero hace frío y la oscuridad de la noche aún arropa la ciudad. Dejo a la niña en la entrada de Lübeck y espero una señal por su parte, tras subir las escaleras del colegio, que me indique que todo va bien. Como un «¡adiós, mamá, ya te puedes marchar!» Siempre tengo la impresión de que Lucía duda en si adentrarse o no en ese edificio donde pasará todo el día.

La vuelta a casa la hago caminando, desafiando al viento de la mañana, dejando volar mis pensamientos; pienso en la vida de mi madre, en la mía, un día más. Subo la Rue de Lübeck hasta la Avenue du Président Wilson, llego a Trocadero donde veo amanecer cada mañana. La Torre Eiffel ya empieza a recibir los primeros turistas. A veces me paro y observo como París sigue igual que cuando me marché. ¿Qué quiero encontrar aquí que aún no sepa? Quizá la vida sea simplemente eso, descubrir, día a día, quiénes somos. Y en la plaza me veo a mí misma como una adolescente, insegura y desdibujada, volviendo del colegio, del mismo colegio en el que acabo de dejar a Lucía. En esos momentos, ya quería desaparecer. En el fondo, no he cambiado tanto… De repente, el sonido del móvil me saca de mis pensamientos.

–Buenos días, Teresa. Soy Charles.

Su llamada me produce un alboroto interno.

–¿Charles?

–Qué sorpresa fue encontrarte el otro día. Y menuda coincidencia. –Su voz es jovial.

–¡Desde luego! Vivo cerca del colegio y fue el único que aceptó a la niña a mitad de curso.

¿Y por qué le cuento esto? ¿Qué le importará a él?

–Después de nuestra conversación en Madrid, sabía que volverías a París…

–Tú me convenciste –le contesto con humor–. ¿Sigues con tus clases en la universidad?

–Pues sí. Aunque ahora estoy a caballo entre París y Las Ardenas. Me han asignado unas excavaciones en Acy-Romance. ¿Lo conoces?

–He oído hablar de ello, sí. Qué interesante.

–¿Y tú? ¿Te quedas en París?

–Este año sí. Luego ya veré. Mi madre falleció en octubre…

–Vaya, lo siento. Menudas preguntas las mías.

–He venido a solucionar el típico papeleo.

–¿Qué te parece si nos vemos un día y hablamos con más calma?

–Claro.

–Te llamo entonces la semana que viene, cuando vuelva a París. Es mi semana con niños, pero los podré dejar una noche con su tío, si te va bien, claro, y te puedes liberar.

–Seguro que podré.

–Ah, se me olvidaba…

–¿Sí?

–Que ha sido una agradable coincidencia…

–Gracias, Charles. Para mí también.

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